La albahaca es una hierba muy aromática que aporta un sabor único y especial a multitud de preparaciones. Además, tiene propiedades medicinales muy beneficiosas para la salud, ya que es antiinflamatoria, antiséptica y refuerza el sistema inmunológico, entre otras cualidades.
El problema es que la albahaca es muy delicada y no se puede secar como sí se hace con otros condimentos, porque pierde su aroma y se deteriora. Por eso, para consumirla hay que mantenerla siempre fresca, y utilizarla en el último momento porque al trocearla, se oxida rápidamente.
Recomendaciones para conservar la albahaca fresca
Existen algunos trucos para conservar esta fragante hierba.
- En agua y sin luz directa. De esta manera puede aguantar en buen estado durante un par de semanas.
- Congelarla. Antes de congelar la albahaca fresca hay que retirar las hojas, lavarlas con mucho cuidado y secarlas cuidadosamente con un papel de cocina absorbente. Se pueden colocar en pequeñas bolsas herméticas para ir descongelando solo la cantidad necesaria.
- Conservarla para preparar pesto. Otra buena idea es triturar la albahaca con un poco de sal y un chorro de aceite de oliva, guardar la mezcla en un recipiente hermético y congelarlo. De esta manera cuando queramos tener un rico pesto solo tenemos que descongelar una parte y triturarla de nuevo junto con el resto de ingredientes.
- Con sal y aceite. Otro truco para conservar la albahaca fresca es colocar las hojas en un recipiente de cristal con tapa y cubrirlas con sal y un poco de aceite de oliva. De esta forma se puede mantener hasta dos meses.
- En cubitos. Una forma muy práctica de conservar esta hierba es lavar las hojas y colocarlas en cubiteras de hielo. Añadimos un poco de aceite de oliva y lo guardamos en el congelador. Cuando se necesite un poco de albahaca solo habrá que desmoldar un cubito.
Cómo tener siempre disponible albahaca fresca
Aunque todas estas recomendaciones sean muy útiles, si te gusta que la albahaca forme parte de tus platos habituales, la mejor opción es cultivarla en casa. La época de siembra de la albahaca se sitúa entre finales de invierno y principios de primavera, y se puede empezar a partir de semillas, con plantones o usando esquejes de una planta madre.
Se puede plantar de forma individual o en grupos de dos o tres plantas, y el sustrato indicado para un huerto urbano sería el universal o uno para planta de exterior, que se puede mezclar con un 20 % de tierra de jardín o con un poco de tierra de campo arcillosa. El pH recomendado es entre 5,7 y 6,2, es decir, ligeramente ácido.
La albahaca es una hierba que prefiere los climas templados o cálidos, y crece mejor en temperaturas entre los 15 y 25 °C. En los lugares fríos, lo recomendable es cultivarla dentro de casa. Hay que regarla regularmente y colocarla en una zona soleada, aunque sea parcialmente. La cosecha se debe hacer progresivamente, utilizando primero las hojas más grandes.
Cultivar tu propia albahaca es algo realmente sencillo con unas probabilidades de éxito muy altas, si se siguen las indicaciones correspondientes. Además, puede ser el primer paso para motivarte a tener tu propio huerto de hierbas aromáticas en casa.